viernes, 9 de noviembre de 2007

Mi viaje a la India. Parte VI

Ese día por la tarde fuimos a luces rojas y por la noche fuimos a tomar la tradicional cervecita y comentar la jugada. Repetí 2 días más la rutina y me tomé 3 días para hacer un poco de turismo con María porque me hubiera sentido un poco culpable de ir hasta la India y ver solo la que ha sido votada la ciudad más fea del mundo, no?. El itinerario de tres días era: viaje nocturno en tren-hotel a Benarés (14 horas), Benarés día y medio, trayecto en tren a Bodhigaya (4 horas), un día ahí y vuelta nocturna a Calculta.

Benarés es la famosa ciudad sagrada de los hindúes por donde pasa el Ganges, si tienen la suerte de morir ahí se acaba la eterna reencarnación y van directamente al Nirvana. Generalmente está lleno de turistas, pero sobretodo hindúes que vienen de todo el país a limpiar sus pecados en las aguas del Ganges….aunque eso de limpiar … En ese río se lavan miles de personas al día con jabón, se lava ropa, se hacen ofrendas florales, se riegan en su cauce las cenizas de los cuerpos incinerados en los Ghats (escaleras que dan acceso al río), se tiran con una piedra atada al cuello los cuerpos sin vida de los recién nacidos, las mujeres embarazadas y los hombres muertos por picadura de cobra, pero aún así ellos se purifican, se lavan los dientes y hacen pan con ese agua….

La ciudad es interesante. Tiene algunos templos que hay que ver pero que tampoco son muy impactantes, tiene una ciudad universitaria que parece ser de otro país (estaba limpio, ordenado, con señalizaciones en las calles, pintado, con el pasto cortado,…), pero lo que más vale la pena ver son los Ghats y caminar por los accesos a los mismos. Los Ghats, del siglo XVIII aún conservan algo de su esplendor. Los accesos a los Gaths son callejuelas laberínticas de poca anchura, son lindas, pero la desgracia es que está todo bastante cerrado y hay vacas y perros por doquier…vacas y perros… y sus respectivos excrementos con sus respectivos olores…

En los gaths es impactante ver los cuerpos humanos ardiendo, las ofrendas y los bailes…al amanecer es muy bonito ver desde una barca los ghats y las multitudes lavándose. También vale la pena caminar por las orillas del río y ver a la gente empezar el día aseándose, afeitándose, orando, lavando la ropa y tomando té con toda calma bajo los primeros rayos del sol… muy agradable …

La ciudad la visité prácticamente sola, María se estaba muriendo de toda clase de malestares estomacales en el hotel y no podía distanciarse del baño ni ponerse mucho tiempo en pie…le alcanzó la maldición india que alcanzó a todos los españoles, menos a la española mejor diseñada, la mexicana con un estómago ya curtido en estos menesteres.

Como estaba sola por ahí, fui la víctima perfecta de toda clase de tretas y timos: me llevaron a ver como se fabricaba la seda y algunas artesanías, me invitaron a tomar té en tiendas e incluso caí en casa de un astrólogo que me hizo mi carta astral!!!...lo que me dijo, no se los puedo contar, así que me temo que se tendrán que esperar a que acabe la película de mi vida para ver lo que sucede…y creo que yo también por que tampoco me fío demasiado…

El segundo día de viaje íbamos en tren por cuatro horas a Bodhigaya, que es el lugar donde se iluminó el Buda y centro principal de la religión. Para nuestra mala suerte, pero cosa bastante común, el tren que íbamos a tomar fue cancelado y el siguiente tren salía 4 horas más tarde…no teníamos muchas ganas de esperar, así que no nos resignamos y buscamos otra alternativa para llegar al lugar de Buda antes del anochecer para dormir en un monasterio. Nos dijeron que podíamos tomar otro tren que tenía el mismo destino y que salía de otra estación de tren cercana. Tomamos el transporte correspondiente para llegar a la otra estación y nos montamos en el tren.

Este tren era bastante más feo, viejo y sucio que el que nos hubiera correspondido por lo que habíamos pagado, pero no importaba, llegaríamos a nuestro destino a tiempo. A bordo viajaban solo indios, la gente llevaba gallinas, canastos y toda clase de bultos, pasaban vendedores ambulantes y donde deberían ir sentados ocho, iban dieciséis…la gente nos miraba con muchísima curiosidad, sobre todo a María que es rubia y de ojos azules….no dejaban de observarla y no ponían reparo en fijar todos la mirada por un buen rato y al mismo tiempo.
Empezamos el trayecto y el tren paraba en todos los pueblitos del camino, ¡que oportunidad de ver la India rural! subía y bajaba gente, pasaban vendedores ambulantes de pepitas y cacahuates con limón y chile, eso sí no me lo podía perder a pesar de ver que servían un puñadito de el manjar en cuestión en un cucurucho de periódico con una mano de uñas asquerosas con la que al mismo tiempo recibían los billetes. Continuamos el viaje por dos y tres y cuatro horas….el final tenía que estar muy cerca, ya bastante habíamos aguantado de olores, calor y animalejos!. De pronto nos detuvimos en una estación por un buen rato...pasaron diez, quince y veinte minutos de espera y sin saber que pasaba preguntamos a alguien que era lo que sucedía, nos contestaron que así era ese tren, que era un “citizens train” y que no tenía horarios, así que tal situación se podía alargar indefinidamente…la siguiente pregunta fue….¿y más o menos cuánto falta para llegar a Bodigaya?, a lo que nos contestaron: 4 horas… No, no…. seguro que no habían entendido la pregunta…la pregunta no era ¿cuánto tiempo se hace de Benarés a Bodigaya? la pregunta era ¿De donde estamos, cuánto tiempo más falta para Bodigaya?…..y ellos insistían que faltaban por lo menos 4 horas MAS…no habíamos avanzado nada desde nuestra situación inicial!!. Con toda nuestra frustración y con María soportando su malestar estomacal, me bajé del tren y hablé con el encargado de la estación quien nos hizo el favor (a cambio de una módica suma) de subirnos en el mismo tren que hubiéramos tenido que tomar si nos hubiéramos esperado 4 horas en Benarés….

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