viernes, 9 de noviembre de 2007

Mi viaje a la India. Parte V

Al día siguiente cayó monzón y no pudimos ir a Kobardanga que estaría inundado, así que Ana, Paloma, María, María y yo decidimos ir a hacer turismo…ilusas…. Había poca cosa que ver y lo que había se estaba cayendo en pedazos. En nuestro andar bajo la lluvia y con el agua hasta las rodillas vimos como la ciudad se movía a un ritmo distinto, cosa que se aceptaba con paciencia, las personas y los coches compartían las calles, los hombres levantaban sus pantalones y las mujeres caminaban lentamente con el pesado sari empapado.

Pasamos por mercados, estaciones de tren, túneles, puentes y todo estaba invadido de gente, gente toda muy muy delgada. Había muchos hombres. Había mucha gente triste y mucha gente alegre. Había mucha gente trabajando duro y mucha gente mendigando. Había mucha gente sana y mucha gente débil, enferma y lisiada. Había mucha gente comiendo pero mucha más gente muriendo de hambre…..fue una tarde muy dura en una ciudad durísima.

Volvimos a nuestro recién creado mundo en Sadder St., nos tomamos una cerveza y hablamos con un toque de desprecio, distancia y asco de lo feo e inmundo que era todo….los recién llegados no pertenecíamos a ese mundo. Pertenecíamos a lugares como el bar al que fuimos más tarde, un bar en un hotel de lujo con música en vivo y con cervezas por €5 donde 40 voluntarios volvíamos a casa por unas horas.

Al día siguiente fuimos a trabajar con los niños. Yo iba con la firme intención de ser más cercana, incluso a pesar de los piojos y la sarna. Pintamos paredes y muebles. Me hice de algunos nuevos amigos de entre 3 y 7 años. La India empezó a hacer el voluntariado conmigo.

Éramos un clan de 50 voluntarios españoles (sí, yo también ya soy Española, con pasaporte y todo!!) y nos íbamos siguiendo los unos a los otros. Ese día tocaba ir a oír misa en español a la capilla donde está la tumba de la Madre Teresa a las 6 am…jajaja!, yo?, a las 6 am a misa??!!! Jajaja!. Si. A las 5.30 estábamos todos en el punto de encuentro en Sadder St y la capilla estaba llena. A las 7 am nos dieron de desayunar en la “Mother House” y en contra de lo que hubiera creído de mí misma y de mi firme intención de no ver miserias (más?) me di de alta como voluntaria matutina con las hermanas de la caridad…a ver si era yo capaz de aguantar lo que venía….

Ese día fui por primera vez a Prednam, que es la casa de las misioneras de la caridad que acoge mujeres mayores enfermas y solas que habían sido recogidas de la calle o de algún basurero aún con vida…... La casa está en una de las peores zonas de Calcuta, en Park Circus, que era, si cabe, mucho peor que lo que habíamos visto hasta ahora: más suciedad, más malos olores y mucha más miseria….

Nuestra labor consistía primeramente en lavar ropa a mano, aunque yo pensaba: si cada voluntario dejara 1 euro cada vez que viene, cosa que haríamos con gusto, porque el suplicio de lavar ropa bajo el sol de Calcuta a las 9 a.m. es inimaginable, en menos de un año ya se habrían comprado una lavadora y secadora industrial!, pero claro!, olvidaba que eso iría en contra del voto de pobreza que han hecho las Misioneras de la Caridad!!. Después de lavar, tendíamos camas, ayudábamos a las enfermas a hacer ejercicio, les dábamos masajes para mejorar la circulación y dar un poco de calor humano, les servíamos de comer y a las que no podían alimentarse por sí mismas, les dábamos de comer en la boca. El trabajo era durísimo!. Un nudo en la garganta y una lágrima a punto de salir del ojo eran eterna compañía.

Las “sisters” siempre estaban al pendiente de los voluntarios por si les veían flaquear y necesitaban alguna palabra de aliento…unas mujeres con un temple de acero. Estoy segura de que ellas son capaces de hacer todo el trabajo con las enfermas por sí solas, pero que parte de su labor es dar una lección de vida a los que íbamos de “voluntarios” …

La parte que me pareció más dura ese primer día fue el darle de comer a una mujer que pareciera que lo único que podía hacer era abrir la boca y masticar. No hablaba, no oía, no se movía….algo vería porque cuando le acercaba la cuchara a la cara abría la boca, pero estaba completamente aislada. Me senté a su lado y estuve unos 45 minutos alimentándola y acariciándola, en silencio y observándola, pensando….pensando en todo: en ella, en su cara, en su expresión, en su vida pasada, en su soledad, en sus sentimientos, en mí, en mi propia vida… en lo vulnerables y dependientes que somos, en el mundo, en la justicia, en la caridad, en el dolor, en la alegría, en las “sisters”, en cuanto cariño hace falta….

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